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C.Tangana y J Balvin: Lo mejor y lo peor del día 2 de Estéreo Picnic

Texto por: Sebastián Narváez Fotos por: Mateo Rueda


Después del sinsabor, el duelo y la pesadumbre tras la trágica muerte de Taylor Hawkins, baterista de Foo Fighters, el segundo día del Festival Estéreo Picnic fue como renacer.

 

Difícil levantar el ánimo luego de una primera jornada atravesada por el impacto, el dolor y la incertidumbre después de la muerte del baterista de los Foo Fighters, Taylor Hawkins, apenas unas horas antes de su presentación en el festival.


Y sin embargo, como si la noche se llevara su bruma pesada y con ello toda esta sensación de desasociego, el segundo día del Estereo Picnic fue como renacer.


Esto fue lo bueno y lo malo que vivimos durante la jornada:


Lo bueno:


C. Tangana


Sin duda el ganador de la noche. Aún hoy, al despertar, se sienten las palmas flamencas en la cabeza, como un remanso en el recuerdo donde quizás muchos nos quisiéramos quedar a vivir. El show de El madrileño, es de lo más alucinante que hemos visto en vivo. Una osilación entre lo teatral, lo cinematográfico y lo musical. Es impresionante la adaptación del formato Tiny Desk, el diálogo audiovisual dirigido en vivo a través de las pantallas por el colectivo Little Spain y los arreglos impecables que hacen de esta experiencia algo único. El diálogo entre cantina y sobremesa, entre el amor embriagado en el bar y la juntanza en familia, el cuidado de los detalles mínimos como la botella de tequila con la etiqueta de El Madrileño, el momento en que el mesero se conecta al bluetooth para poner “Llorando en la Limo”, una tarima que parecía muchas tarimas, universos abstraídos de la realidad inmediata y que cumplían con todas las expectativas de un show ambicioso e inolvidable. Al final, en medio de esto, también queda la sensación de agradecimiento por estar vivos para celebrar esto, para ser testigos de este momento que viene justo después de una pandemia, tras la cual muchos, desafortunadamente, no sobrevivieron para contar esta experiencia.


Foto por: Mateo Rueda


Edson Velandia


Si bien es cierto que lo que nos reúne en estos espacios, en gran medida, es la abstracción de la realidad caótica que nos golpea a diario, tras el show de Edson Velandia, es claro y más necesario que nunca, entender que no puede uno desconectarse de lo que adolece en este país. Resultan siendo lugares masivos como estos, los escenarios de enunciación donde no solo cantamos las canciones que nos mueven, sino que podemos reflexionar y vernos a nosotros mismos reflejados en la realidad de esos otros, de esos nadies, de esos invisibilizados, de esos olvidados. Cuesta no conmoverse con Edson, cuesta escucharlo y no sentir frustración por este país y al mismo tiempo sentir algo de esperanza. Al final, cada retrato de la realidad que lo rodea y que ha convertido en canción nos invita a pensarnos desde la colectividad para detener esa figura de muerte que acecha, en la ciudad y en el campo, en las marchas y en las selvas.

Gracias Edson.


Fotos por: Mateo Rueda


Binomio de Oro

Por primera vez en la historia del festival el vallenato llegó a uno de los escenarios. Siguiendo la tradición que inició en el 2019 el Grupo Niche, esta vez la oportunidad fue para el Binomio de Oro de América, una de las columnas vertebrales del género en el país. Adentro, en la carpa del Escenario Páramo, los coros inundaban todo el espacio, como si fuera el estadio de Wembley a reventar. Sin duda esto demuestra cómo conviven en armonía esquinas de gustos radicalmente distintos, por un lado, y por otro lado, que esa apuesta que apela a la nostalgia y que celebra a los grandes íconos de estas tierras, les está funcionando.


Fotos por: Mateo Rueda


La diversidad


Si hubo algo que resaltó durante el segundo día fue la diversidad. Podría decirse, sin duda, que hubo de todo para todxs. Música del Pacífico con Bejuco, música de cantautor con Bella Álvarez, Edson Velandia y Las Áñez. Toda la variedad de matices del pop, desde Pavlo, pasando por Armenia y Ed Maverick, rap con Delfina Dib y Crudo, quien de paso, debemos decir que no sorprendió mucho en su regreso. Aparte de las Afroditas, un ensamble de voces tipo góspel y La Legión, un ensamble de ocho percusionistas absolutamente alucinantes, pero un poco desconectados del show. Se esperaba más, sinceramente, teniendo en cuenta que es su primer show después de la pandemia. No fue más que una selección de canciones que van a la fija, dándole gusto al público que lo sigue desde Todos tienen que comer y otros que han llegado a partir de canciones como "no copio", "María" y "La mitad de la mitad".


También hubo música tradicional con Los Gaiteros de San Jacinto, flamenco con C.Tangana, electrónica con Ela Minus, Julio Victoria, todo el escenario Domo Budweiser, FatBoy Slim, Caribou. En fin…se entiende que dentro de lo que se contempló en la curaduría fue motivar un encuentro de gentes atravesadas por la música, más allá del radicalismo de los géneros.


Fotos por: Mateo Rueda

 

Lo malo:


J Balvin


Si hay una palabra en la que se pueda estar de acuerdo sobre el show de J Balvin, es que fue mediocre. Es quizás uno de los shows más caros en la historia del Estéreo Picnic y uno de los más planos y básicos. Los comentarios de que entre su show y una lista de Spotify no hay mucha diferencia, son lo más acertado. Además la curaduría de su setlist armada casi de afán y donde brillaban sus colaboradores, pues sus versos en esas canciones son más flojos que un bollo en agua, solo generaba más decepción. Claro que había gente enloquecida por su show, pues la fórmula del reggaetón funciona solita, pero en comparación con el montaje alucinante que ha presentado en otros festivales del mundo, donde saca a lucir el orgullo latino, su presentación en Estéreo Pinic, siendo el primer acto de reggaetón en cerrar un escenario en la historia del festival, fue simplemente perezoso y completamente olvidable.

Foto por: Mateo Rueda


Las filas eternas de cashless


Quizás fue el hecho de ser el día con mayor asistencia masiva hasta el momento, pero a cualquier hora del día, las carpas de cashless para recargar y activar manillas para hacer compras dentro del festival, estaban a reventar. Es una lástima que una idea que agiliza el proceso de compra en restaurantes y tiendas del festival, se viera opacado por la demora en los procesos de activación.


¿Se acabó el agua?


Sobre las 12:00 p.m. en una de las plazoletas de comidas varios de los lugares advirtieron que hacía una hora, se había acabo el agua. No sabemos si fue algo en general en varios de los stands, pero sin duda que esto pase es absurdo y es una falta de previsión que no debería suceder.


Foto por: Mateo Rueda


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