En un mundo sumido en la incertidumbre a causa de las interminables guerras, el dolor latente, la hostilidad creciente, la polarización recrudecida y la apatía generalizada, la cantante catalana se entrega a la mística femenina, la religiosidad, el camino espiritual y la idea de pretender acercarse al estatus de deidad a través de la música para aferrarse a la fe en medio de una desesperanza masiva.