La noche del 5 de noviembre, Bogotá fue testigo del regreso de Massive Attack tras quince años desde su última visita. Durante dos horas descargaron en la capital colombiana no solo un repaso por su discografía, sino un arsenal de preguntas, cifras y altas dosis de realidad global que nos hicieron comulgar con la desesperanza, pero sobre todo con la bondad humana en tiempos de guerra, hostilidad y muerte.