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Temporada 8 Al Aire - Episodio 2 No Rules Clan

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Tenemos que hablar de Astropical, o el fin de Bomba Estéreo como la conocimos

Foto del escritor: Sebastián Narváez NúñezSebastián Narváez Núñez

Mucho se ha hablado de Astropical, la banda que surge tras el junte entre Bomba Estéreo y Rawayana. Sin embargo aparte de los comentarios que apuntan al sueño de “La Gran Colombia”, el “junte del tropicalismo hippie latinoamericano” e incluso “las acciones de los hostales de Palomino al alza, tras esta noticia”, no se ha hablado mucho de la que pareciera la separación de la banda colombiana como la conocíamos, lo que nos despierta la duda de si las bandas tienen la responsabilidad moral, o no, de anunciar su final. 

 

Todos los días se separa una banda. Bien sea por falta de tiempo para concretar ensayos, porque alguno de sus integrantes se va a estudiar en otro país, porque no resulta sostenible en términos de plata, porque se agota el hobby o porque simplemente no hay futuro allí. Sin embargo son pocos los días en los que los que se separan bandas que fueron fundacionales en ciertas escenas o que jugaron un papel fundamental para las nuevas músicas colombianas, como lo fue Bomba Estéreo. 


Han pasado más de 15 años desde aquella vez que escuchamos “Fuego”, en la voz potente de una Liliana Saumet que venía “con to´: champeta, reggae music, cumbia y folclor”, y desde entonces y en compañía de Systema Solar, ChocQuibTown, Monsieur Periné, la Mojarra Eléctrica, Pernett, Sidestepper, Curupira, Puerto Candelaria entre otros, se empezó a hablar de las “Nuevas músicas colombianas”, como un fenómeno que dialogaba entre la mixtura de lo tradicional y lo electrónico, el folclor y ritmos contemporáneos. 



Lo de Bomba Estéreo no fue mínimo. Fue de las primeras bandas alternativas que se pararon en escenarios como Coachella, Glastonbury, Sónar y Lollapalooza, sin dejar de lado su participación en los festivales latinoamericanos como Rock al Parque, Frontera, Ceremonia o Vive Latino. Además de ser una de las primeras bandas colombianas en aparecer en las sesiones de la radio KEXP de Seattle, sin contar su aparición en la banda sonora de FIFA10 con su canción “Fuego”, que la convirtieron en un referente generacional. Por esto particularmente genera un sinsabor voltear a mirar y que en un parpadeo todo apunte a la disolución de lo que en su inicio fue una banda conformada por Simón Mejía, Liliana Saumet, Julián Salazar y “Kike” Egurrola, de los cuales solo se mantenían en la alineación inicial Simón y Li, pero que tras la llegada de Astropical, pareciera que Bomba Estéreo es hoy liderada única y exclusivamente por Li Saumet, o por lo menos así lo sugiere la descripción de su página: 


Bomba Estéreo es una banda que mezcla música caribeña con música electrónica. Liderada por la cantante, artista y compositora Li Saumet de Santa Marta, cuyas letras han creado un estilo único en la música latinioamericana.
Bomba Estéreo es una banda que mezcla música caribeña con música electrónica. Liderada por la cantante, artista y compositora Li Saumet de Santa Marta, cuyas letras han creado un estilo único en la música latinioamericana.

Pero no es solo la descripción de la página. En redes antes del anuncio del junte con Rawayana para lanzar a la luz su disco Astropical, (que seguramente presentarán en la próxima edición del Festival Estéreo Picnic en Bogotá en el que confirmaron como uno de los anuncios sorpresa) no aparece nada aparte de un par de publicidades de una marca de licor con Li como protagonista y el viaje de la líder de este proyecto a Puerto Rico para celebrar la salida de DeBI TiRAR MáS FOTos, de Bad Bunny. Antes de eso, nada. Se esfumó la memoria de Bomba Estéreo en redes.


Y bueno, sobre el nuevo junte vale la pena decir que es sin duda una apuesta determinada por capitalizar a dos de las figuras con más resonancia en la onda chill latinoamericana, a la que además le cae como anillo al dedo un disco que combine el sabor de lo tropical contemporáneo, con un concepto zodiacal como el que han mostrado en sus lanzamientos, ideal para convertirse en la banda sonora de los hostales playeros del mundo, y en aquella escena pachamamística que resuena con este espíritu tan de Tulum y Palomino y que seguramente tendrá aún más sólidas las fanaticadas de este junte ahora binacional, que además de estrechar lazos, también guarda implícito un mensaje de unión entre las dos naciones.


Pero volviendo al punto: Ni Li Saumet en sus redes, ni Simón Mejía en las suyas, hablan de una separación. Ninguna nota de prensa, ninguna mención en entrevistas recientes. Incluso revisando los créditos de las últimas canciones, tampoco aparece Mejía en ellas, ni en la escritura, ni en la producción después del 2022, excepto algunas pocas.


Y todo bien, las separaciones son difíciles, y a veces uno no quiere hablar del tema, pero todo esto nos hace preguntarnos si existe una responsabilidad moral de las bandas con sus fanáticos de anunciar las separaciones, o si el simple hecho de modificar las alineaciones dan por sentado todos los cambios, o si a estas alturas, en un mundo de marcas, lo importante es mantener el nombre del chuzo, sin importar quién lo habite. 


Lo curioso es que no solamente ha pasado con Bomba Estéreo, también Alerta Kamarada pasó a ser el proyecto de Javier Fonseca y Pablo Araoz armó su combo aparte con The Toughers. Así mismo ChocQuibTown con Tostao, Goyo y Slow cada uno apuntando en solitario y por supuesto Mitú, el mítico dúo de Julián Salazar y Franklin Tejedor “Lamparita”, que en su momento lo anunció a través de una entrevista para el medio de Barcelona CoolT y que lo anunciamos también desde Sudakas, luego de varios meses de la decisión.

Más allá del chisme que suscita la separación, la música nos atraviesa y camina con nosotros y son los artistas los que finalmente se deben a sus fans, que son quienes los escuchan, compran sus boletas, su merch, aumentan su capital digital y sostienen el chuzo de pie y por esto mismo, ¿no valdría la pena honrar esa relación con sus seguidores cerrando los ciclos cuando deban cerrarse?, ¿O esperamos una década hasta que sus integrantes vayan volviendo como si nada? ¿No es el junte de sus miembros lo que hace que una banda conspire toda esa magia al unísono? o a estas alturas ¿somos todos descartables en una industria donde lo que sirve es lo que vende y lo que no, que se eche al olvido? Y siendo así, ¿por qué perder la oportunidad de hacer una gira de despedida? 


En su momento los Beatles se despidieron un 30 de enero de 1969 en la azotea de Apple Corps en Londres y en 1997 Soda Stéreo hizo lo propio y de allí el memorable “Gracias, totales”, de Cerati ante las más de 65.000 personas que acudieron al llamado en el Estadio Monumental, solo por mencionar algunos ejemplos. Claramente nadie está obligado a hacerlo, y probablemente estemos ante un trámite engorroso de regalías y repartición de derechos, solo que en estos tiempos todo parece tan efímero, tan reemplazable, tan normalizado lo desechable, que uno, del otro lado de la tarima, en algunas ocasiones siente esa sorpresa y extraña la importancia de poder cerrar ciclos, entender las separaciones y seguir.


¿Ustedes qué opinan? 


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